Ternurita, una perrita cariñosa que nos la regalaron una noche en la esquina de un barrio de la ciudad blanca, era tan blanca como un copo de nieve de pelos ensortijados, por su ternura, Nayibe así la llamo. Después de afrontar difíciles situaciones personales y de familia, decidimos trasladarnos a la ciudad sorpresa. El cambio fue brusco, abandonamos el amor, los amigos, las costumbres, el sosegado clima templado de la ciudad blanca. A pesar de ser oriundos de la ciudad sorpresa, nos sentíamos extraños, algunas personas hurañas, egocentristas, desconfiadas. El reencuentro con la familia, en especial con mi madre, anciana, agobiada por las enfermedades y los años, era un aliciente de poder compartir con ella, aquellos momentos que la distancia y las obligaciones laborales, nunca no los permitieron. Y dentro de todos esos dilemas de estar vivos, también encontramos personas amigables, sociables y que desinteresadamente nos ayudaron. Y a quienes agradecemos su desinteresada ayuda, elevamos oraciones y plegarias por ellos. Una tarde de afanes de ires y venires, ternurita se perdio, la buscamos por todo la ciudad sorpresa, pusimos carteles, ofreciendo una recompensa. Y la única recompensa fue la tristeza de nunca jamas volverla a ver. Nayibe y yo, cansados de buscarla, fuimos a rodear una plaza de mercado "Potrerillo" llamada asi por que hace mucho tiempo el lugar donde fue construida eran grandes extensiones de potreros. Y de pronto vimos debajo de unas jaulas metalicas, los ojos asustados y tristes de un perrito de apenas 4 meses, esta amarrado, una sucia cabuya de fique daba la vuelta en su flacido cuello, timido, asustado, quiso huir de nosotros y se arrincono. Despues de un gran esfuerzo logramos sacarlo, lo desamarramos. Y le acercamos un recipiente sucio que tenia agua, el animalito, estaba siendo maltratado, Nayibe se le enojo a la "supuesta" dueña, reclamandole porque lo amarraba y lo tenia en esas condiciones, quien indolente, atino a decir que el perrito valía sesenta mil pesos. Nos encariñamos con el pobre animal y decidimos regatear la oferta, al final solo dimos veinte mil pesos. La gran satisfacción fue rescatarlo. Y cuidarlo y atenderlo por casi nueve meses, le dimos ofrecimos un hogar de paso. Ahora nuestro amigo junior alberto, se encuentra en una finca, disfrutando de su propio ambiente y lo mas digno para el de su "LIBERTAD"
En homenaje a "Ternurita" la perrita extraviada.